Escribir un poema se parece a un orgasmo:
mancha la tinta tanto como el semen,
empreña también más en ocasiones.
Tardes hay, sin embargo,
en las que manoseo las palabras,
muerdo sus senos y sus piernas ágiles,
les levanto las faldas con mis dedos,
las miro desde abajo,
les hago lo de siempre
y, pese a todo, ved:
¡no pasa nada!
Lo expresaba muy bien Cesar Vallejo:
"Lo digo y no me corro".
Pero él disimulaba.
Ángel González
7 comentarios:
Jaja. La gracia esta en disimular,claro. Que uno sea capaz de lograr eso que tienen las palabras sin que nadie se de cuenta.
Una masa Homero.
Nuevo formato de blog, mas solcisticamente periodistico (me gusta inventar palabras)
Y las fotos de Homero estan fantasticas. Si no nos separaran estos malditos kilometros, seguro q mi Marietta se enamoraria de él (es muy enamoradisa, ella)
Te quiero sol. Brilla mucho, siempre
Maria Soledad:me pasa apero coman las canciones.
Flacha: Marietta es enamoradisa porque las cosas se parecen a su dueño.
Hay veces q las palabras nos violan los sueños.
Estupro al por mayor.
Saluditos.
.
Entonces, por cosas así, un libro de poesías es obsceno.
¿Quién lo hubiera dicho?. Entre el deseo, la lujuria y los cuerpos hay palabras que traen magia.
Aunque pierdan el aliento.
Vi luz y entré.
Saludos
del león oscuro.
Qué bueno esto!!
Exquisito... Sera posible escapar, al seducir de una implacable conjuncion de palabras?
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