Siete maneras diferentes de
empezar a escribir algo que tenga sentido un domingo a la mañana. Siete modos
de romper con la hoja en blanco, y el cursor que titila con modestia, como esperando la respuesta indicada, el verbo
perfecto, el silencio que grita. Sabina de fondo, hablando de besos y porros.
La taza de café a medio terminar, las tostadas, el pijama a rayas rosas.
Demasiado domingo del otro lado de la ventana y las campanadas de la iglesia. Todo
el domingo, y la hoja en blanco que me deja perpleja. ¿Adónde van las
palabras que no logran decirse? ¿En qué lugar anidan, cuando las siento –a veces-
tan entre las costillas y el alma, dando vueltas por el cuerpo en busca de una metáfora
que las salve?
5 comentarios:
Volviste!
Los domingos son intratables. Desde cualquier hoja en blanco.
Un beso.
Benditos Domingos, tan llenos de melancolía y de felicidad. Tan dependientes de cómo nos sintamos con nuestra vida.
Septiembre anuncia primaveras, y mientras Sabina le canta a algún amor perdido, Pablito Milanés se reencuentra con su amada soledad entre estas cuatro paredes.
Son pequeñas cosas, fugaces, pero perfectas. Pequeñas delicias que nadie nota pero vos reflejás en tu blog. Pequeñas marcas de vida, de felicidad :)
Pequeños fueguitos, dice el amigo uruguayo...
Anidan metáforas en todos los rincones, amiga, hasta en los domingos. Qué bello esto.
Un abrazo gigante, colito :)
Nati.-
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